Hoy hablaremos sobre una medalla que refleja al 2020. Lo digo
literalmente, porque el reverso de esta medalla en serio es un espejo. Se trata
de la medalla Conquer 2020, de la organización de retos virtuales The Conqueror.
Como ya sabemos, el año pasado
fueron suspendidos temporalmente o de plano cancelados una gran cantidad de
eventos deportivos, entre esos las principales carreras de atletismo alrededor
del mundo. Sin embargo, los retos virtuales vinieron a ser una alternativa para
mantenerse haciendo ejercicio.
En este punto es importante hacer
una diferenciación entre carreras virtuales y retos virtuales. Las primeras son
completadas solamente trotando la distancia inscrita, generalmente siendo
completadas en una sola sesión, ya que van desde 5 kilómetros hasta 42K.
Por su parte, los retos
virtuales dan mayor libertad para completar su distancia, tanto en variedad de
ejercicios a realizar como en su tiempo; aunque estos generalmente tienen una
gran cantidad de kilómetros: he visto retos desde 34 kilómetros hasta de 4000 kilómetros.
En serio.
En este caso, para Conquer 2020
la distancia a completar era a escoger (y modificable). The Conqueror sugería
2020 kilómetros, lo cual tenía sentido, pero para muchos eso sería demasiado,
incluyéndome. Además de que lo inicié en octubre, todavía peor.
Por esto, optamos por una meta
un poco más realista. La distancia a completar serían 10K, pero el fin del reto
no era solamente correr 10K y ya, sino que planteamos 4 objetivos:
- Superar
el mejor tiempo en 10K, el cual es de 58 minutos y medio.
- Si no,
completar 10K en menos de una hora.
- En caso de que eso no fuera posible, la oportunidad final sería hacer el mejor tiempo de todos los intentos realizados durante el reto el 31 de diciembre, el cual era el día en que este reto cerraba.
Este reto fue importante
personalmente, porque fue la mejor forma de recuperar la confianza para correr
después de 5 meses sin hacerlo debido a la pandemia. Por eso no me preocupé
demasiado por los tiempos en el primer mes, ya que debía de recuperar la
condición y retomar la técnica.
De hecho, parte de lo que
aprendí en este reto, fue a monitorear mucho mejor los entrenamientos y sus
detalles más allá del tiempo total, sino que también la ruta, el rango de horario
en el que se corrió y el ritmo de paso (pace) son datos importantes. Fue ahí
donde noté mis inconsistencias, ya que algunas veces trotaba 11 kilómetros y
otra vez hasta llegué a 14, en diferentes horarios y muchas veces con la
necesidad de caminar en el recorrido.
Esto sirvió para conocerme mejor
como corredor, detalles como ¿a qué hora se nos da mejor trotar? En la mañana,
en la tarde, de noche. ¿Qué rutas se nos facilitan, o qué características de
una ruta nos hacen tardar más? Son realmente importantes para encontrar las
características ideales y superar los objetivos.
Después de 4 intentos, ya a
mediados de noviembre, fue cuando finalmente tomé en cuenta estos detalles, y de
ahí me enfoqué más en buscar el mejor rendimiento en características favorables,
más que experimentar rutas y horarios.
De hecho, los horarios juegan un
papel importantísimo, y lo aprendí a las malas, obviamente. En mi tercer
intento, recorrí 11 kilómetros y duré 1 hora con 24 minutos, debido a que salí
a las 11 de la mañana (correr a mediodía es una pésima idea). La semana
siguiente, recorrí 11 kilómetros nuevamente, esta vez en una ruta de mayor
altitud y escalando más cuestas, pero inicié las 4:30 de la tarde y mi tiempo
fue de 1 hora con 16 minutos.
Pero sin duda la mejor hora en
la que podía correr era en la mañana, ya que en el quinto intento hice
nuevamente 11 kilómetros en la ruta que había seguido cuando salí a mediodía,
pero esta vez duré 15 minutos menos, por lo que 1 hora con 9 minutos se
volvió el tiempo a vencer en el cuarto objetivo.
Llegó diciembre y con esto dos
tiempos que fueron un par de minutos mayores al cuarto objetivo, con un pace por
kilómetro algunos segundos más lento y donde nuevamente corrí a mediodía porque
a veces lo que hago no tiene sentido.
Con todo esto, ya fueron 7
intentos en dos meses y medio, a 3 días del 31 de diciembre. Ahí sí sentí
presión, necesitaba seguir la ruta más favorable en el horario que mejor se me
daba, a un pace consistente para conseguir al menos un tiempo menor a hora con
9 minutos. Aunque para ser honesto, mi verdadero objetivo era lograr un tiempo
menor a una hora. Un poco (muy) ingenuo, pero eso quería.
El último día del año 2020, a
las 6:30 AM, salí a intentarlo. El clima estaba perfecto para trotar: fresco y
brillante. Los primeros dos kilómetros y medio los hice en 15 minutos, a ese
paso podría lograr el segundo objetivo. Pero sabía que si mantenía ese ritmo de
paso me iba a desgastar, y probablemente tardaría más en los últimos kilómetros
del recorrido.
Entonces bajé el ritmo, pero sin
caminar, esa era mi regla. Y creo que hice bien porque se asomó la primera
cuesta a escalar. Llegando a la mitad de la ruta las condiciones estaban a mi
favor, una bajada de al menos 500 metros y prácticamente nada de tránsito.
Después de eso tenía un
kilómetro planito para recuperarme, porque seguía una cuesta de 700 metros de
longitud. Lo bueno es que, en mi diseño de la ruta, inmediatamente después de
escalarla daba media vuelta y esa subida se convertía en bajada. Lo malo es que
tenía que subirla primero, y eso siempre me dejaba con muy poco aire.
Digamos que esa cuesta me pasó
factura, pero aunque quería caminar al terminar de subirla, pude seguir
trotando aunque fuera despacito. La bajé de forma controlada, y traté de
recuperarme en cuanto volví a terreno plano, ya que a 500 metros había otra
cuesta. Esta vez era mucho más corta, poco menos de 100 metros de longitud tal vez, pero sí
era muy pronunciada.
Una vez leí que cuando uno
siente que no puede más, apenas ha dado el 40%, y algo de cierto debe tener
porque justo antes de escalar esa cuesta sentía que ya no daba para mantenerme.
A pura voluntad, la subí, y los 4 kilómetros que quedaban por correr ya eran
mucho más favorables.
Pero aquí fue donde cometí un
error, no solo mantuve un trote lento por más tiempo del que debía, sino que
también vi el reloj y me marcaba 48 minutos. Siento que ese fue como un golpe
emocional, porque aunque no lo quería, iba haciendo cálculos mentales.
Si me faltaban poco menos de 4
kilómetros y ya prácticamente llevaba 50 minutos, me era físicamente imposible
correr a 2 minutos y medio el kilómetro para lograr llegar en menos de una
hora.
Pero si quería durar menos de
una hora con 9 minutos, todavía tenía 19 minutos, y era factible. Iba a sufrir,
de fijo, pero se podía lograr. Fue aquí donde le puse, como decimos en Costa
Rica. Empecé a correr a un ritmo mayor, había una calle que debía cruzar por el
semáforo, pero se puso en rojo justo cuando iba a llegar y no me detuve.
De ahí baje unos 400 metros,
después tuve que escalar una cuesta ligera, pero valdría la pena porque seguía
una bajada muy pronunciada, que me dio muchísimo impulso, y cuando debí escalar
nuevamente, esta vez un poco más exigente, lo hice a puro impulso.
Al terminar de subir esa cuesta,
ya solo quedaba terreno plano. Algunas calles secundarias me podrían hacer
detenerme si pasaba algún carro, pero realmente no había nadie conduciendo. Me
faltaban dos kilómetros y vi el cronómetro de nuevo: 57 minutos con 20 segundos.
Ya llegar en menos de una hora no
iba a suceder, pero sí que podría cumplir con el último de los objetivos. Casi
todo estaba a mi favor, solo el cansancio me podría detener, pero no podía
dejarlo.
Estos últimos dos kilómetros los
conozco perfectamente, forman parte de mis entrenamientos desde muchos años
antes de que supiera que me gustaba correr (historia para otro día). Aquí fue
donde realmente sentí inspiración, eso de que uno hasta se imagina música
motivante en la cabeza para darlo todo. Bueno, a mí me pasa eso porque prefiero
trotar sin escuchar música.
Cuando solo faltaba un
kilómetro empecé a sentir el verdadero cansancio, como que ya las piernas no
dan, y la respiración comienza a descontrolarse. Pero vi que llevaba 1 hora y 4
minutos, si quería lograr los objetivos ya solo quedaba darlo todo. Y dejar de
ver el reloj.
En cuanto me faltaban 500
metros, finalizando con una recta, fue donde sentí que corrí más rápido que
nunca antes en mi vida. Y probablemente lo hice, porque llegué a mi meta en 1
hora con 7 minutos y 22 segundos.
Después de ver esto, caminar un
poco y respirar mucho, me sentía confundido. Por un lado, me sentía feliz por
el rendimiento y no haber caminado, por otro decepcionado porque no logré
llegar en menos de una hora. Pero, sobre todo, confundido porque no me
recordaba si mi mejor tiempo en los intentos anteriores era menor o mayor que
el que había logrado en ese momento; y con cierta razón porque estaba todo mareado después de todo lo que atravesé en la última hora.
Ya después lo revisé y vi que
sí, ¡superé el mejor tiempo de los intentos por dos minutos con 27 segundos! Naturalmente, el promedio de pace por kilómetro
fue mejor: pasé de 6 minutos con 18 segundos por kilómetro a 6 minutos con 8
segundos. Estuve “solo” a 18 segundos del mejor pace por kilómetro que he
registrado.
Y con este tiempo logré cumplir
con el tercer objetivo. Técnicamente cumplí solo con el 33% de los objetivos del reto, pero después de 8 intentos, 91 kilómetros y 10
horas con 11 minutos corriendo en total, sentí que por lo menos no había fracasado.
De hecho, no tenemos que ser tan
duros con nosotros mismos, a veces tenemos objetivos muy optimistas y no
siempre los vamos a completar como queremos. Lo que en realidad me hizo sentir
merecedor de esta medalla, fue todo el autoconocimiento que tuve como corredor.
De fijo que pude haber corrido
más kilómetros y más seguido, pero necesitaba de este proceso de 8 intentos
para cometer errores, notarlos y entrenar para mejorar. Y esto realmente
representa al 2020 para mí, esto es parte de lo que esta medalla me refleja.
Hablando de la medalla, esta
llego realmente rápido, muy al contrario de lo que pensaba por las fechas y
eso. Más adelante profundizaremos esta parte de los retos virtuales: el envío y
los costos y todo esto, pero por el momento solo diré que realmente recomiendo
usar un casillero en Estados Unidos, y que una empresa se encargue del envío al
país.
Cuando me llegó la medalla, realmente
me emocioné mucho. Aunque sí tuve la posibilidad de ganar otras medallas en el
2020, como que esta las englobaba a todas. Y aunque la primera vez que la vi el
diseño no me encantó, con el tiempo la empecé a apreciar más y cuando al fin me
la puse, ya me parecía la mejor medalla de todas.
Esta medalla puede parecer un
poco caótica visualmente hablando como primera impresión, pero realmente usa un
patrón que estuvo muy de moda a través del año, todos conocemos a alguien que
pintó una pared con patrón de triángulos en el 2020.
Al ser predominantemente blanco
y negro, esta medalla tiene una percepción elegante, lujosa incluso debido a
sus bordes en plateado. Quizás el único punto que no me termina de encantar del
diseño de la medalla es que haya por lo menos 5 espacios vacíos dentro de la
medalla, personalmente no me gustan las medallas con huecos. Pero eso ya es
subjetivo.
La cinta también importa en la
medalla, y aunque en las fotos de promoción no se aprecia mucho, vemos que
tiene como color principal el negro con algunos triángulos en blanco, dándole
coherencia con el diseño de la medalla sin caer en la monotonía. Además, se
aprecian detalles como el logo de la organizadora en color blanco, así como el
slogan Virtually anything is possible.
La verdad me gusta mucho el
hecho de que esta sea la primera medalla de la que cuento mi historia y puedo
hacer esta apreciación a nivel de diseño, que esta sea la primera medalla
exhibida en este canal.
Ahora es el turno de ustedes, nos
gustaría mucho leer sus historias. ¿Qué medalla obtenida en el 2020 fue
significativa para ustedes?, ¿planean participar por alguna medalla en especial
para el 2021?
The Conqueror abrió un reto con las mismas condiciones del que acabo de contar, Conquer 2021. Aunque es marzo, estoy seguro de que todavía pueden lograr los objetivos que se propongan para este reto, y si no, de fijo van a aprender mucho en la experiencia.
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